Seguro que tú tienes algún familiar o conocido que está a punto de operarse de prótesis de rodilla o ya está operado.

La intervención quirúrgica de artroplastia de rodilla (así se llama técnicamente) es una de las operaciones más frecuentes entre la población de 65 años hacia delante.

¿Quieres saber la clave?

Pues sigue leyendo.

De entrada no soy partidario de proponer a una persona con dolor crónico, intenso y con signos fuertes de artrosis la intervención quirúrgica como primera opción, todo lo contrario, creo que en cuanto una persona tiene síntomas crónicos debe optar por medidas terapeúticas conservadoras y acudir a un buen centro de fisioterapia donde le puedan aplicar un tratamiento fisioterápico para:

  1.  Favorecer el riego sanguíneo de los tejidos .
  2. Mejora de la movilidad y funcionalidad de la rodilla y de toda la pierna.
  3. Aplicación de electroterapia para conseguir disminuir el dolor e inflamación.
  4. Hipertermia CIM que drene la linfa y mejore la regeneración de los tejidos.
  5. Técnicas manuales fisioterápicas de movilización, masaje, estiramiento, potenciación, propiocepción,…para equilibrar el apoyo, liberar el sacro y la columna, mejorar el tono de la musculatura que estabiliza la articulación, etc.
  6. Consejos nutricionales para “alimentar” el hueso y cartílago, como es el Colágeno con Magnesio.

Si la persona acude a tiempo a un buen fisioterapeuta y se aplica este tratamiento conservador, tiene muchas posibilidades de que evite la intervención quirúrgica incluso prevenga otras lesiones o patologías a otros niveles.

Sin embargo, hay casos en que el desgaste articular, la limitación de movilidad y el dolor es tan grande que, evidentemente, la opción de la intervención quirúrgica es la mejor opción.

Pero la intervención quirúrgica por sí sola no garantiza que todo salga bien.

Es tan importante que el cirujano realice una buena operación y que salga bien como que, seguidamente, se aplique un tratamiento de fisioterapia adecuado, bien programado y con una adecuada progresión.

Por tanto, 45% de éxito que la operación esté bien realizada y 45% de éxito que el tratamiento de fisioterapia esté bien aplicado.

He dejado un 10% a otros factores ya que en medicina no todo es controlable y luego se presentan situaciones y casos en que aunque todo esté de “libro” no sale como tiene que salir o se preveía que tenía que salir.

Por tanto, esta es la clave.

Ahora bien, si una vez operado le dan el alta hospitalaria y lo mandan a su casa a esperar que lo llamen del servicio de rehabilitación del hospital, ¿cree que esto le beneficiará en su recuperación?

No, seguro que no.

Por tanto, aunque tenga que acudir a lo privado, busque un centro de fisioterapia de confianza donde le puedan empezar a aplicar las medidas fisioterápicas cuanto antes, sí cuanto antes.

Es muy importante empezar a aplicar este tratamiento para:

  1. Modular la inflamación.
  2. Evitar la rigidez articular y la aparición de adherencias.
  3. Empezar a realizar tonificación muscular suave y así evitar una atrofia.
  4. Enseñar ejercicios controlados y pautados para realizar en casa.

Este primer trabajo es fundamental.

Invierte en tu salud.

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